1809
El general francés y gobernador de la colonia Dubarquier, es derrotado
por tropas dominicanas encabezadas por el general Juan Sánchez Ramírez, en un
combate para tomar el Castillo de San Gerónimo.
1856
Batallas de Sabana Larga y Jácuba: En el norte, tropas dominicanas,
comandadas por el General Juan Luís Franco Bidó libran, en Sabana Larga, la
batalla que puede considerarse decisiva para convencer a los haitianos que no
lograrían ocupar de nuevo el territorio dominicano, siendo el ejército haitiano
derrotado aparatosamente. Las tropas del ejército haitiano estaban comandadas
por el mismo emperador haitiano Faustino I (Faustino Soulouque). En su
retirada, los haitianos son sorprendidos en su retaguardia por tropas
dominicanas en la Sabana de Jácuba, completándose el triunfo. El General
Fernando Valerio y el Coronel José Desiderio Valverde se distinguieron en la
célebre jornada.
"Teniendo
como escenario los extensos campos de Sabana Larga, Dajabón, con un frente de
más de quince kilómetros y una profundidad de diez y nueve kilómetros, y como
eje central el río Macabón -hoy Arroyo Macaboncito-... Siendo las 07:30 horas,
el enemigo inició su ofensiva desatando fuego de artillería continua sobre el
ala izquierda del Ejército dominicano, haciendo retroceder las tropas al mando
de los coroneles Hungría y Batista. El general Juan Luis Franco Bidó,
comandante de las fuerzas militares dominicanas, resolvió enviar refuerzos.
Formó una columna de quinientos hombres, que puso bajo el mando del activo
comandante José Antonio Salcedo, pudiendo los coroneles Hungría y Batista
recobrar fuerzas, gracias al oportuno auxilio, tomando de nuevo la ofensiva,
atacando... a las 09:00 horas, una columna haitiana, comandada por el general
Prophette, atacó a las tropas dominicanas concentradas en Sabana Larga, cuyos
jefes, conscientes de la inferioridad numérica de sus fuerzas [...] le tenían
preparada una emboscada [...] retirando hábilmente parte del personal a la
entrada de Arroyo Macabón... Algunas de nuestras piezas de artillería, la
infantería -soldados a pie-, quedaban camufladas entre los hierbajos del lugar,
detrás, quedó la caballería debajo de los arbustos. "El mando militar
dominicano dejó hábilmente que los haitianos se acercaran, y, cuando estaban a
distancia de tiro, nuestros cañones comenzaron a rugir incesantemente. Se da la
señal, y nuestros bravos infantes, que estaban en el suelo [...] se levantaron
como bólidos lanzando una potente descarga de fusilería al sorprendido y
aterrado enemigo. "Tras ese acontecimiento, las tropas del centro
dominicano -con audaces movimientos tácticos-, rechazaron valientemente al
enemigo, haciéndolo retroceder hasta el Cerro de Plata o El Alto de Caobanita,
donde se parapetaron defendidos por su artillería y encubiertos por las
trincheras que ahí poseían; hasta allí fueron los implacables guerreros
dominicanos a combatirlos, entablándose una esforzada lucha, mientras, el ala
derecha del Ejército dominicano, se movía en dirección hacia Cayuco, tras la
sierra y cerros de Jácuba. El ala izquierda de nuestro Ejército, al mando de
los coroneles Hungría y Batista, que se encontraba en las cercanías de Guayabo,
al oír hacia el Este el obstinado cañoneo, se devolvió rauda hacia el lugar de
combate, para reforzar las tropas de Valerio, que perseguían las huestes del
general Prophette que huían despavoridamente... "Mientras tanto, el ala
derecha del Ejército dominicano bajó hacia el suroeste de la sabana de Jácuba,
para [...] cortar la retirada haitiana... la rápida acción y el ataque
contundente al centro de la masa enemiga, creó confusión, provocando la
dispersión de sus tropas, lo que le produjo a las huestes haitianas, junto a
las bajas sufridas en otros combates, la suma total de aproximadamente dos mil
muertos, constituyendo con estos datos la batalla más sangrienta en la guerra
dominico-haitiana. Las fuerzas de caballería dominicanas persiguieron en forma
tenaz a las tropas haitianas que se retiraban desesperadamente en desbandada,
siendo hostigadas sin descanso hasta el poblado de Dajabón. "Al momento en
que el valiente coronel Rodríguez tomó una pieza de artillería haitiana,
recibió un metrallazo que le voló de cuajo una pierna. En ese estado, cual Cid
Campeador criollo, fue montado por sus leales subalternos sobre el cañón
capturado y arrastrado por éstos, emocionados y conmovidos a la vez con el
impactante suceso. Entonces, al aguerrido coronel Rodríguez le fallaron las
fuerzas y fue trasladado en una camilla, para socorros médicos, pero expiró en
Guayubín como un soldado matrimoniado con la gloria. "El coronel Gerónimo
de Peña fue otro de los oficiales superiores que abonaron el campo de Batalla
en Sabana Larga, con su sangre, dejando la huella indeleble del héroe militar
dominicano. En el parte oficial del general dominicano triunfante, Juan Luis
Franco Bidó, se consigna que, después de una jornada de tal magnitud, a las
16:00 horas, cesó el fuego y ya quedaban ellos, los haitianos -en sus límites-
, donde siempre deben mantenerse; con la buena voluntad y apoyo recíproco de
dos naciones hermanas que comparten una isla". (Vicealmirante Homero Luis
Lajara Solá, "Sabana Larga consolida la Independencia".
Listín
Diario, 26 de marzo de 2013...
Las acciones de este día, constituyen históricamente éste el último
intento de los gobernantes haitianos por desconocer y eliminar a la nueva
nación que, como República Dominicana, había surgido en la parte este de la
isla. Con esta victoria, quedaron definitivamente consolidados, y
materializados, sin punto de retorno, los ideales del Patricio Juan Pablo
Duarte. Mismos por los que lucharon y/o dieron sus vidas Francisco del Rosario
Sánchez, Matías Ramón Mella y muchos otros patriotas merecedores todos, y más
que nadie, del apelativo de patriotas y del gentilicio dominicanos.
1865
Llegan a Santiago un grupo de generales restauradores, encabezados por
Pimentel y Monción, los cuales habían desconocido en Dajabón al gobierno de
Gaspar Polanco. Estos generales, junto con los líderes civiles de la
Restauración, organizan una Junta Provisional Gubernativa en cuya presidencia
colocaron a Benigno Filomeno Rojas y en la vicepresidencia a Gregorio Luperón.
Ulises Espaillat, vicepresidente del derrocado gobierno de Gaspar Polanco, es
apresado en la Fortaleza de San Luis; más tarde sería confinado a Samaná por
órdenes de Pedro Pimentel, líder del movimiento. Uno de los primeros decretos
de esta junta es declarar en vigor la Constitución de Moca de 1858 y convocar
una Convención Nacional para el 27 de febrero que redactara un nuevo texto
constitucional ajustado a las circunstancias del momento y eligiera al
Presidente constitucional de la República.
1865
Cotuí vuelve a adquirir su condición de Común por el decreto No. 812,
dictado por el gobierno restaurador. Con este decreto se deroga la resolución
del 24 de agosto de 1861, dictada por el general Pedro Santana, a nombre de la
Corona de España, sobre división política del territorio de la República, en la
que convertía a Cotuí en Comandancia de Armas del Gobierno Político y Militar
de La Vega.
1871
Samaná (R.D.). Pese a que el Senado de los EE.UU. rechazó el
30 de junio de 1870 el tratado de anexión de la República Dominicana a dicho
país, promovida por los presidentes Ulysses S. Grant y Buenaventura Báez, de
los EE.UU. y la República Dominicana, respectivamente, una comisión
de investigación llega al país para explorar las condiciones de a cara a una
futura incorporación del país a la noción norteamericana. La comisión
norteamericana a bordo del U.S. Tennesse, hizo escala en el puerto de Samaná
para luego seguir rumbo a la ciudad de Santo Domingo, Entre sus integrantes,
cabe destacar la figura del secretario de la misión, el eminente mulato
Frederick Douglas, quien, en sus memorias sobre la estadía en el país, realizó
un detallado tratado sobre las costumbres de la sociedad capitaleña, así como
una minuciosa descripción arquitectónica de toda la ciudad.
1884
Caracas, Venezuela: Las hermanas del patricio Juan Pablo Duarte, Rosa y
Francisca Duarte acceden a la solicitud del Ayuntamiento de Santo Domingo para
el traslado de los restos de Duarte, de Caracas a su villa natal. Habiéndose
entrevistado con la comisión enviada por el Ayuntamiento de Santo Domingo,
integrada por los ciudadanos don Álvaro Logroño y don José Francisco de
Pellerano, según autorización del Congreso Nacional del 26 de julio último,
éstas aceptan que los restos de su hermano, Juan Pablo Duarte, regresen a la
República Dominicana, donde recibirían los honores correspondientes.
Así mismo, la comisión pagó las deudas de las hermanas Duarte y en el recibo que le entregaron a la comisión se expresaron así: "Obligadas por las circunstancias e impulsadas por nuestro imprescindible deber, (aunque con pena) les manifestamos que éramos deudoras al Sr. Marcos A. Guzmán de la cantidad de seiscientos pesos sencillos que nos había suministrado para atender a los muchos gastos que por espacio de un año tuvimos que sufragar en la asistencia de la penosa enfermedad y más después en el entierro de nuestro hermano el General Juan Pablo Duarte (Q.D.E.P.). En virtud de nuestra manifestación los honorables diputados del ilustre Ayuntamiento de nuestra patria en su nombre y representación de nuestros conciudadanos nos ofrecieron y entregaron dicha cantidad más arriba expresada, la que nosotras altamente reconocidas aceptamos, y con la cual hemos pagado al Sr. Marcos A. Guzmán, la sagrada deuda contraída por nosotras en el penoso y luctuoso lapso que tuvo por término vernos arrebatar (cuando menos lo esperábamos) el único bien que nos quedaba en la tierra".
Así mismo, la comisión pagó las deudas de las hermanas Duarte y en el recibo que le entregaron a la comisión se expresaron así: "Obligadas por las circunstancias e impulsadas por nuestro imprescindible deber, (aunque con pena) les manifestamos que éramos deudoras al Sr. Marcos A. Guzmán de la cantidad de seiscientos pesos sencillos que nos había suministrado para atender a los muchos gastos que por espacio de un año tuvimos que sufragar en la asistencia de la penosa enfermedad y más después en el entierro de nuestro hermano el General Juan Pablo Duarte (Q.D.E.P.). En virtud de nuestra manifestación los honorables diputados del ilustre Ayuntamiento de nuestra patria en su nombre y representación de nuestros conciudadanos nos ofrecieron y entregaron dicha cantidad más arriba expresada, la que nosotras altamente reconocidas aceptamos, y con la cual hemos pagado al Sr. Marcos A. Guzmán, la sagrada deuda contraída por nosotras en el penoso y luctuoso lapso que tuvo por término vernos arrebatar (cuando menos lo esperábamos) el único bien que nos quedaba en la tierra".
1994
Inicia su circulación la desaparecida revista semanal Rumbo, dirigida
por el periodista Aníbal de Castro.
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